“Los líderes inspirados esos que no nacen ni se forman de modelos externos, sino que surgen de las potencialidades del propio ser y cuyos bastiones son la creatividad, la inteligencia, el poder de organización y el amor. Un tipo de líder que surge de la adversidad” Deepak Chopra.
El líder nace producto de las necesidades del entorno, pero si no es consciente de esto puede ser un líder reaccionario en vez de uno creativo y racional, este último se caracteriza por haber empezado una carrera con pasión y dedicación a un propósito.
Los grandes líderes tienen una visión que los lleva a descubrir todo lo que hay en su entorno, por eso son grandes observadores que escuchan con el corazón, la compasión y el amor, se alejan de los prejuicios y lideran estando presentes.
Se espera de un verdadero líder, esperanza (yo doy esperanza a los demás), confianza (se puede confiar en mí), estabilidad (consecuente con lo que digo y hago) y compasión (utilizo el error para impulsarlos a ser mejores) porque no se puede “dar de lo que no se posee”, para cumplir el objetivo de guiar a la persona a dónde quiere llegar. “No es lo que quiero hacer como líder, sino lo que queremos lograr juntos”, afirma Chopra.
Los líderes extraordinarios son grandes contadores de historias conmovedoras, inspiradoras, que motivan; toman un rato al día para estar en silencio; reflexionan sobre preguntas fundamentales: ¿Quién soy? ¿Qué quieren ellos? Y son aquellos que tienen una gran espiritualidad.
Se aprende a ser líder siendo catalizador de cambio y de transformación. Los grandes líderes responden a sus seguidores con creatividad, visión y sentido de la unidad, para evitar que fracasen por motivos como la incomunicación, por dar poco valor al amor y al sentido de pertenencia, por miedo a las emociones, por no ver el valor de la lealtad al grupo, por rivalidades y facciones internas.
Chopra admite que el liderazgo es complejo, por eso ofrece al líder estos consejos: Mirar y escuchar, delegar, concientizar, actuar, ser libre emocionalmente, ser responsable y tener sincronía para tener la capacidad de conectar una necesidad con una respuesta del alma.
Imagen tomada de Universidad Católica de Colombia