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Colombia es un país con una gran biodiversidad y, en cuanto a fuentes hídricas, no se queda atrás: se encuentra dentro del top 10 de países con mayor cantidad de agua. Sin embargo, gran parte de estas fuentes no recibe tratamiento para su reutilización. Este dato cobra aún más relevancia si se tiene en cuenta el reciente racionamiento de agua que vivió Bogotá durante casi un año, donde el uso responsable del recurso se convirtió en una prioridad para los capitalinos y los habitantes de municipios cercanos.
Río Bogotá: fuente hídrica clave, pero altamente contaminada
A pesar de que Bogotá cuenta con una importante fuente hídrica, el río Bogotá, este se encuentra entre los más contaminados del país. Ante esta problemática, desde hace varios años, la Corporación Autónoma Regional (CAR), la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) y la Secretaría Distrital de Ambiente han venido implementando un plan de tratamiento a gran escala. Este comenzó con la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Salitre, ubicada a la altura del Puente de Guadua, y continúa con la construcción de la PTAR Canoas, en la zona de Patio Bonito.
Sin embargo, estas dos plantas aún no logran tratar el 100 % de las aguas residuales, lo que impide que el río Bogotá reciba agua depurada que pueda fluir libremente, oxigenarse y recuperar nutrientes en su recorrido.
Formando profesionales para enfrentar los retos hídricos
En este contexto, la Universidad Católica de Colombia trabaja en la formación de profesionales comprometidos con el cuidado de los recursos hídricos. Así lo explica Marisol Nemocón, directora del programa de Ingeniería Civil de la institución, quien destaca que el plan de estudios incluye un enfoque diferencial relacionado con el tratamiento de aguas.
“En el ciclo profesional, los estudiantes cuentan con cinco áreas de formación, dentro de las cuales se abordan asignaturas enfocadas en los recursos hídricos y el ambiente. Allí aprenden a entender el agua como un recurso vital, su comportamiento, su ciclo y las diferentes formas de tratamiento, ya sea de aguas lluvias o residuales, pues ambas pueden ser tratadas y aptas para el consumo humano”, señala Nemocón.
Semilleros de investigación: innovación desde el laboratorio y el territorio
Además, la universidad promueve iniciativas de investigación a través de sus semilleros, entre los que se destacan Eco Civil y Nanotecnología, orientados al tratamiento del agua. Uno de estos proyectos se desarrolla en laboratorio y otro en campo, específicamente en la región del Magdalena Medio, un territorio estratégico y clave para la economía del país, que funciona como corredor de transporte y conexión entre distintas zonas, tanto por vías terrestres, fluviales y aéreas.
En campo, los estudiantes toman muestras de agua, analizan su nivel de contaminación, estudian el impacto en las comunidades y exploran formas de tratamiento. También identifican alternativas para proteger la pesca, fuente de sustento para muchas familias e incentivan la diversificación de actividades productivas.
Por su parte, en los laboratorios de la universidad, los estudiantes trabajan con un prototipo a escala de un humedal artificial que asemeja la vegetación propia de estos ecosistemas y que permite mejorar la calidad del agua.
Según la directora Nemocón, “todos los humedales tienen una vegetación propia la cual se encarga de consumir los contaminantes y liberar agua tratada. En el caso de nuestro prototipo, contamos con diferentes especies vegetales con las cuales estudiamos la calidad del agua que se obtiene. Además, mediante un filtro diseñado por estudiantes y docentes, analizamos los contaminantes presentes en el agua y determinamos si el tratamiento es efectivo o si debemos rediseñar el filtro. Este prototipo no solo beneficia a la institución, sino que permite a los estudiantes experimentar de primera mano el proceso de recuperación del agua, en este caso, de aguas lluvias”.
Egresados que transforman la infraestructura y los recursos hídricos
En términos de proyección laboral, varios egresados de la Universidad Católica de Colombia se han vinculado a proyectos como la PTAR Salitre, la PTAR Canoas y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), encargada no solo de garantizar el suministro de agua potable en la ciudad, sino también de su tratamiento y conservación.
Otros graduados se han integrado en diferentes sectores relacionados con los recursos hídricos y el ambiente, como la planta hidroeléctrica Hidroituango, considerada la más importante de Colombia en generación de energía limpia.
Asimismo, los egresados se destacan en el sector de la construcción, especialmente en el diseño de instalaciones hidrosanitarias. Un ejemplo de ello es la participación de un ingeniero formado en la universidad en el diseño de la red hidráulica del edificio Bacatá, el más alto del país.
Para la ingeniera Nemocón, “la diversidad de componentes del plan de estudios de Ingeniería Civil les permite a los estudiantes formarse integralmente y adquirir competencias que les abren las puertas en empresas reconocidas a nivel nacional”.
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